miércoles, 22 de junio de 2011

La Prueba de El Siete.

Hola. Este es el relato de la última salida al monte realizada el pasado domingo. Espero que os guste.




Tras una semana aquejado de una inusual flojedad tanto física como mental que me había impedido acercarme por la montaña tanto el jueves como el viernes pasados autoconvenciéndome con mil excusas peregrinas; el sábado,aunque podía haber aprovechado la mañana, Eva competía en Oviedo y me apetecía ir a verla y animarla por lo que tampoco salí; así que el domingo llegó la hora de ponerme a prueba.
Sin embargo el test no comenzó nada bien.
Pensaba levantarme pronto y escapar ya que las previsiones meteorológicas eran magníficas. Un amago de avería mecánica en el coche de Begoña al volver el sábado a casa, me hizo retrasar la salida hasta las 9 en que debía llevar a Eva a una exhibición de gimnasia rítmica para ver si arrancaba o tenía que acercarla yo. Su coche respondió y mi “batalla” interna se inició: Que si ya es muy tarde, que si hace mucho calor, que si…… que si….. resultado: volví para la cama. Menos mal que antes me dio por conectar la web cam de Collado Jermoso y ví que el día en las alturas era tan espectacular como en Oviedo. Tras casi una hora de “batalla conmigo mismo” subo al coche a las 10,00 (como el jueves y el viernes ya lo tenía todo preparado del día anterior) y me planto en Tuiza en una hora.
Aquí se celebra el segundo asalto de mi particular “batalla”: el parking está lleno de coches y mi otro yo comienza su ataque: “ a estas horas, con este calor, lo mejor es volver para casa total que vas a hacer……”. Una pareja que termina de darse crema y sube la rampa hormigonada hacia el depósito de agua es el clavo al que me agarro en esos momentos: “¿ves?, no eres el ultimísimo y seguro que todavía llega alguien más.” Calzo las botas y sigo sus pasos. Segundo asalto vencido.

El Portillín desde la salida de Tuiza


El calor ya aprieta. Llego a la zona del camino que se había llevado la riada el año pasado y cojo el sendero de arriba. Poco mas adelante compruebo que ya han arreglado el camino principal y ahora es el sendero alto el que está cortado. Hay un desnivel de tierra de unos tres metros hasta la zona reparada y al bajar resbalo. Tercer asalto de la batalla: “Ufff si en esta poca cosa casi te la das…¿ a dónde quieres subir?. Lo mejor es volver a Tuiza y marchar.”. Sigo para arriba, un nuevo asalto a mi favor.

El camino reparado


Poco más arriba de la portilla doy alcance a la pareja y me comentan que van a La Grande, su destino queda algo desviado de mis alternativas. Continúo y en la braña del Meicín evito pasar por el refugio, no vallan a surgir nuevas dudas y recorto por las lomas de la derecha para ir ganando altura hacia el contrafuerte que desde el Portillín cae al inicio del valle de Covarrubias por donde se que pasa el camino que conduce a las Cinchas del Planón en lo alto del mismo. Un rebaño de vacas pasta por la zona y entre ellas voy ganando altura.

La Grande y las vacas


Antes de alcanzar el camino


intercambio saludos lejanos con un montañero que transita por encima de mi posición. Va acompañado de un perrín, lo que me recuerda mis excursiones con el Zar. Una vez en el camino, antes de alcanzar el pedrero, dejo paso a un grupo de unas doce personas que ya descienden hacia el refugio donde han pernoctado,
vienen de dar una vuelta por los joyos de les Cabres y cosa curiosa……… por mi mente no asoma ni un solo pensamiento negativo.

Sigo ganando altura por el camino, dejando el valle del Meicín con el refugio, cada vez mas abajo y ya asoman los Picos de Europa


por delante de mí sigo viendo al montañero con el perrín bajo la inmensa mole de los Castillines


al que doy alcance en el gran peñasco que corona el valle de Covarrubias donde han parado. Intercambiamos saludos y me pregunta:
¿A dónde vas?.
Pues mi intención es el Siete pero no lo conozco. Llevo un croquis con la ruta de ascenso pero también llevo otra del primer y segundo Castillines que esa subida la ví cuando estuve en la Puerta del Arco y me parece factible.
Nosotros subimos hace tiempo al Siete y recuerdo más o menos el recorrido, me contestó.
Me dio una gran confianza saber que había subido con el perrín. A mi mente vinieron recuerdos de las muchas cumbres que hice con el Zar y siendo de un tamaño parecido era garantía de que podría hacerse sin mayores dificultades. Esto, unido a que vimos a gente que comenzaba a descender y seguimos con los prismáticos su bajada, dio lugar a una de esas “alianzas” que tantas veces se producen en la montaña:
¿vamos a por el Siete?.

Desde esa roca que culmina el valle de Covarrubias y abre paso a las Cinchas del Planón con los Castillines enfrente, sale un sendero hacia la derecha que va ganando altura entre rocas y zonas verdes, primero pegado a los contrafuertes que caen desde los Portillines para después ir aproximándose a los que caen desde los Castillines y Siete.
       (vista hacia atrás)

Hay algún jito pero lo fundamental es tener claros dos puntos de referencia ya que los jitos continúan hacia la pasada del Siete en lo alto de este valle.


El primero de esos puntos de referencia es por donde comenzar la subida. Aunque es evidente y fijándose está jitado, nosotros lo vimos claro en la bajada. El inicio es este espolón marcado en la foto que cierra la parte alta del primer pedrero que encontramos en la subida.


El segundo es la grieta existente bajo el primer hombro que con forma de pequeña pirámide hay a la derecha de la horcada que forman el tercer Castillín y la arista que baja de el Siete, marcada también en la foto. El punto que hay debajo es un montañero descendiendo.

detalle con zoom


Nosotros cuando llegamos a la altura del espolón,

en la parte alta del mismo estaba un montañero que bajaba y acometimos la subida de frente por una zona de estratos calizos por los que pese al desnivel se progresa muy fácilmente al ser roca compacta, con buenos agarres y de una buena adherencia.


En la bajada comprobamos que por la parte contraria del espolón, la cara que queda a su derecha según lo vemos al iniciar la subida, el recorrido es mucho mas sencillo, casi no hace falta emplear las manos, para quienes las trepadas se les atraganten un poco.

Vista desde arriba en el descenso


Pablo superando el tramo

Superada esta primera fase, se suaviza la pendiente y por una zona de rocas y hierba


se alcanza una especie de gran terraza. Bravo Bekan, siempre arriba y abajo por todo tipo de terreno e incluso en la zona de trepadas marcando el camino mas fácil por delante nuestro
       tras él, marcado en rojo aproximadamente el itinerario de subida y en azul el de bajada

A la izquierda se abre hacia el pedrero que hay en la base de los Castillines mientras enfrente, bajo la pared del tercer Castillín y la pequeña pirámide bajo la cual está la grieta a la que hemos de dirigirnos, la cuña del pedrero se abre entre dos espolones rocosos. Nuevamente lo atacamos de frente, yo por la izquierda en una nueva trepada interesante y divertida. En todo momento muy segura por los agarres, calidad de la caliza y extraordinaria adherencia, y ellos por la derecha con el mismo resultado, encontrándonos arriba.


Y nuevamente al descenso comprobamos que la mejor manera de bajar este tramo, que la verdad impresiona desde arriba por su caída, es por el espolón de su izquierda según se baja.

Vista tomada en la bajada iniciando el descenso por la parte izquierda del espolón


Pablo una vez superada la trepada


Un nuevo tramo de menos desnivel y con tendencia a subir hacia la derecha nos lleva a la vertical bajo la pequeña pirámide donde se encuentra la grieta, punto número dos de referencia, de la que nos separa otra nueva trepada por un murete de estratos calizos con muy buenas presas y progresión sencilla aunque la altura ya deja un importante balcón hacia abajo.


mismo tramo visto desde arriba


visto desde abajo

llegando arriba con los Portillines detrás


Superado éste, ya se está al pié de la roca piramidal en cuya base una grieta que a modo de pasillo asciende en diagonal hacia la derecha, sin ningún problema para superarla y que nos deja en un diminuto rellano con un visible jito


a partir del cual, abandonamos la caliza consistente para meternos en una pendiente de piedra suelta con un sendero marcado en el predrero.

                         (vista desde arriba)

La ascensión es corta, en ningún momento hay que emplear las manos y lo que si se ha de tener mucho cuidado es que no caiga ninguna piedra hacia el rellano y la grieta ya que si se cuela por ella caerá libremente por toda la zona de ascenso hasta allí, con el consiguiente peligro en caso de que se encuentre alguien subiendo o bajando. Esta rampa descompuesta gana altura con la impresionante pared del tercer Castillín a nuestras espaldas,
separada de nosotros por la horcada existente entre ambos picos y a la misma altura que llevamos con lo que como fue en nuestro caso, si hay algún escalador metido en faena, está justo a la vista.


En la parte alta de la rampa, una impresionante cortada se abre a las paredes que desde la cumbre del Siete se precipitan hacia la Pasada del Siete, impidiéndonos proseguir. Desde aquí, en una travesía en horizontal hacia la arista que hay a nuestra izquierda, se gana un paso dominado por un jito que marca el camino a seguir ahora por la vertiente que cae a Torrebarrio.

Vista de la rampa desde la arista


Desde este punto, el camino pierde inicialmente un poco de altura para seguidamente ascender a un pequeño colladín a la derecha


vista atras desde el colladín hacia la arista y el sendero recorrido


desde el que se gira a la derecha adentrándose en una canal


desde la que hay esta impresionante vista de Ubiña y el valle de Torrebarrio a sus pies

y por la que se gana la cumbre cómodamente.






Las vistas desde el Siete son espectaculares mírese hacia donde se mire pero siendo sincero, la vista se siente especialmente atraída por el imponente Crestón del Pasu Malu con sus paredes cayendo verticales hacia el Jou de Cueva Palacios. Desde la cumbre, si se prosigue unos metros por la fina crestería hacía el Crestón, aún se aprecia más su grandiosidad. Cuando estábamos en esta contemplación, llegaron a su cumbre unos montañeros procedentes de Las Agujas Rojas


aumentando si cabe, esa grandiosidad al poder compararla con sus diminutas figuras. Tras coronar intentaron descender para seguir hacia el Siete


pero enriscados en aquellos muros de más de 200 mts de verticalidad retrocedieron sobre sus pasos. Sabia decisión.

Hacia los puntos cardinales, estas son las vistas que se contemplan:

Al norte, los imponentes paredones del Crestón y las Agujas Rojas tras los que se aprecia la parte alta del canalón del Buey y Los Fontanes



Al este, la profunda depresión de los joyos de Cueva Palacios enmarcados por los paredones de Los Fontanes,Los Foyos y Los Cintos bajando hacia los puertos de Agueria y sobre ellos asomando Peña Rueda y mas alejado el Brañavalera, todos ellos por la izquierda; mientras por la derecha, muy por debajo de la cumbre la línea que desde la pasada del Siete continúa por la crestería de los Portillines, la forqueta del Portillín, Palazana, Canalón Oscuro y la línea de cumbres hasta el Fariñentu. Al fondo cerrando la vista infinidad de cordales hasta llegar a los Picos de Europa que por la bruma son inapreciables en la foto



Al sur, la línea de cumbres anteriormente citada hasta Fariñentu y Tapinón y Siegalavá, por la izquierda en esta ocasión, abren el valle de las Cinchas de Planón, Covarrubias y Meicín pasando por Tuiza hasta la Tesa, Mesa y Almagrera. Tras ellos montañas de Pajares,Piedrafita,Curueño,Villamanín... Junto a la cima, asoman las cumbres de los Castillines y la cresteria que llega a Ubiña la grande; a su derecha, se abre el valle de Torrebarrio hacia Babia con todas sus cumbres





Al oeste, tras el valle que baja desde Ventana, Somiedo en todo su explendor y tras sus cumbres, aun se ncon claridad Muxivén, el Cornón y la Penouta



Tras el merecido regocijo y comida en la cumbre, el regreso. Con cuidado y poquito a poco fuimos desandando lo ascendido, descubriendo las alternativas descritas por la izquierda de los espolones en las dos primeras trepadas y ganado el terreno mas seguro de las Cinchas del Planón, el valle de Cobarrubias y el Meicín, ya solo restaba llegar a Tuiza para tomarnos la merecida cervecita y regresar a casa.
Al final del día, no quedaba ni rastro de la flojedad física, ni mucho menos de la mental. Atrás, habiendo superado el test con éxito, no solo quedaban mimetizadas con el paisaje todas mis sombras y fantasmas


sino que quedaba un excelente día de montaña compartido con Pablo y Bekan.

Como siempre,los tiempos orientativos del mismo.

Recorrido en coche:
Oviedo - Tuiza......................................... 60 minutos

Recorrido a pié:
Tuiza - alto del Valle de Covarrubias..................106 minutos
Alto del valle de Covarrubias - inicio ascenso......... 15 minutos
Inicio del ascenso - grieta............................ 50 minutos
Grieta - cumbre........................................ 30 minutos

Descenso:
Cumbre - alto del valle de Covarrubias................. 60 minutos
Alto del valle de Covarrubias - fuente Bachao.......... 21 minutos
Fuente Bachao - Tuiza.................................. 40 minutos

Saludos.





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3 comentarios:

  1. Bueno Jose veo que las sensaciones al final fueron diferentes de las del comienzo y no me extraña, preciosa pateada a una zona envidiable de esta montaña de Ubiña. El reportaje que nos dejas es sensacional, todo un manual de como subir El Siete. Un enorme saludo.

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  2. Hola Jose!
    Vaya, viste cómo no tuviste que quedar en casa? Al final aprovechaste el día y por lo que nos muestras, muy bien aprovechado. Tiene que estar muy chula la subida a ese Siete.
    Las fotos y el reportaje excelentes, como siempre.
    Un saludo.

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  3. Que bien hiciste en subir Jose!!!. Seguro que bajaste con las pilas cargadas, y ademas nos regalas otro repor de los tuyos que son una gozada autentica!!!
    Enhorabuena!!!
    Saludos.

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